24 de abril de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

«Berni y el Poder de la Mediatización» por Alejandro Mansilla

Sergio Berni comenzó a tallar en política desde Santa Cruz, dónde se hizo un acérrimo kirchnerista. El apasionamiento del Estado benefactor que Néstor y Cristina Kirchner realizaban desde la provincia patagónica, enamoró a propios y extraños. El tinte caudillesco del Líder del Ateneo Juan Domingo Perón; La Corriente y el Frente para la Victoria, tuvo su impronta con el advenimiento de La Renovación Peronista de 1984, y el acompañamiento a Antonio Cafiero, la obsecuencia a Carlos Menem y la viveza de hacer acuerdos con Duhalde que le permitió acceder a la Presidencia.

El 25 de Mayo de 2003, Néstor Kirchner asume la Presidencia de la Nación y su hermana, la actual Gobernadora de Santa Cruz, Alicia, asumía el Ministerio de Desarrollo Social y con ella además de Jorge Ceballos (Libres del Sur), Rubén Ledesma (Sindicato de Empleados de Comercio de La Matanza) y  el actual Ministro de ésta área, Daniel Arroyo, se encontraba Sergio Berni, quien debía contener a las Organizaciones Piqueteras más precisamente del sector trotskista, para que las mismas no ganaran las calles. Acá es donde digo que viene su primera “venta de humo”: les propuso a los referentes seguidores del Fundador de la Cuarta Internacional, trabajar en conjunto y solucionar los problemas de la gente. No cumplió.

En el Ministerio con mayor presupuesto del país, y que Alicia Kirchner nunca quiso dar los números de los gastos reales de esta cartera, Berni se evaporó. Luego de su paso por la Legislatura Bonaerense, que pasó sin penas ni gloria, recayó en el Ministerio de Seguridad, impuesto por Cristina luego de los tristes acontecimientos que sucedieron en Parque Indoamericano en Villa Soldati. Alli hubo tomas realizadas por Comunidades Bolivianas vinculadas con el sector Narco de la Villa 21 en diciembre de 2010, lo que derivo en una fuerte represión por parte de la Policía Federal, y a su vez se contabilizaron 4 muertes ocasionadas por los enfrentamientos armados entre los “ocupas” y los vecinos linderos al Parque. La ex Presidente Cristina Fernández de Kirchner resolvió quitarle el manejo de la seguridad a Aníbal Fernández y darle el comando de esta área a Nilda Garré, quien venía de ser Ministra de Defensa. Alli Sergio Berni es nombrado Secretario de Seguridad.

El militar especializado en medicina y derecho, pero no en manejo de tropa, hizo todo mal. Desde la aplicación del Programa Cinturón Sur, que trajo agentes de Gendarmería, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria a controlar la seguridad en el Conurbano Bonaerense, donde no solamente desnaturalizó el funcionamiento de las mencionadas Fuerzas de Seguridad Interior y de Defensa Nacional, sino que aplicó un programa garantista que permitió un crecimiento aún mayor de los niveles de criminalidad y un colador en el Norte, Sur, Este y Oeste del país, dónde el tráfico de drogas, personas y armas aumentó considerablemente. Esto hace pensar que el Cinturón Sur fue un bluff para que algunos funcionarios políticos, policiales y judiciales salieran beneficiados con los considerables retornos que otorgaban los emuladores del “Patrón del Mal”.

En octubre de 2012 surgió un conflicto severo de los rangos medios y de base de la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina por cuestiones salariales. Berni nunca avizoró el conflicto y es más, se podría creer en ese momento que jugó para desestabilizar a Garré del Ministerio de Seguridad, cosa que sucedió al poco tiempo. Ese conflicto fue un costo político enorme para Cristina Kirchner, sumado a la Tragedia de Once sucedida en febrero de ese año, permitiéndole a Sergio Massa ganar las elecciones legislativas de 2013, dónde previo a esos comicios un agente de Gendarmería ingresó al domicilio de la familia Massa-Galmarini para buscar información del tigrense y tratar de complicarlo con algunos datos. Algo así como hizo Nixon con el caso Watergate, y lo cierto que les salió el tiro por la culata. Berni quedó como instigador de todo este suceso, pero no renunció, sino que se fortaleció.

El 18 de enero de 2015 sucedió uno de los hechos de pergeniación criminal palaciega de mayor trascendencia en el transcurso que va desde la recuperación democrática de 1983 hasta la fecha: el asesinato del Fiscal Especial de la causa AMIA, Alberto Nisman. El responsable de acusar a funcionarios iraníes de haber cometido el atentado a la entidad israelita el 18 de Julio de 1994 fue encontrado en el baño de su propiedad sita en Puerto Madero con un disparo en la sien y por sobre un charco de sangre. Desde Casa Rosada había que decir que era un suicidio y ahí apareció Berni, al cual de todos los frentes lo acusaron conjuntamente con la Fiscal de Instrucción Correccional y Criminal, Viviana Fein de haber “enchastrado” la escena del crimen. Cosa que hicieron, ya que hasta hoy no se sabe a ciencia cierta quién asesinó a Nisman.

Hoy Berni pretende ser un personaje cinematográfico al estilo de los ejercidos por Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Steven Seagal o Lorenzo Lamas. Sabe que eso “garpa” políticamente y resultados le está dando. Las encuestas dirigidas en la Provincia de Buenos Aires le dan muy bien y se destaca su capacidad de estar presente en los hechos relevantes de inseguridad que tienen tintes mediáticos. De los gobiernos que van de Armendariz y culminando con Vidal, ningún Ministro de Seguridad tuvo la presencia territorial y periodística que posee Sergio Berni en el presente gobierno de Kicillof. Eso es una característica que hay que tener presente, puesto que los ministros que vengan luego de él, indefectiblemente tendrán que tener la impronta dejada por este hombre del Ejército Argentino, que en privado pondera a Aldo Rico, pero dista mucho de parecerse al “Ñato” de San Miguel.

 

Para NCN por Alejandro Mansilla quien es Licenciado en Ciencias Políticas y Pte. Movimiento de Reafirmación Peronista

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