29 de marzo de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

“…en esa sopa de verdura de los Báez y de los López se cuecen la ‘desesperanza’ de miles de abuelos de la Argentina…”

Ayer la Honorable Cámara de Diputados de la Nación a probó la Ley creación del Programa Nacional de Reparación Histórica para jubilados y pensionados y modificación del régimen fiscal. A continuación la intervención del diputado nacional por San Luis Jose Riccardo (UCR-Cambiemos).

“Hemos escuchado un debate amplio sobre este proyecto de ley; muchos diputados querían hablar. ¿Cómo no querer participar en un momento de nuestra patria que implica dar una respuesta a la esperanza de miles y miles de abuelos y jubilados a lo largo y ancho del país? Por eso la lista de oradores era larga, y muchos tuvieron la generosidad de retirarse para que esta sesión termine en un tiempo prudencial.

Tengo dos grandes satisfacciones representando a mi provincia, al pueblo de la Nación Argentina y como parte del bloque Cambiemos y del gobierno nacional. Una es celebrar el hecho, el coraje, la decisión política de traer a este recinto un proyecto de ley que trate de cerrar definitivamente un tema de derecho de larga data, una deuda histórica; podemos llamarla “histórica” o no, pero en definitiva es una deuda con nuestros jubilados. Por eso celebramos.

Hoy tuve otra gran satisfacción que quiero confesar. Hasta que no escuché a algunos diputados opositores –creo que fue la diputada Ferreyra y otros-, sinceramente creí que José López había ido al convento a hacer una donación. Esto sería gracioso si no fuera trágico, porque en esa sopa de verdura de los Báez y de los López se cuecen la desesperanza –mejor dicho, la desesperanza‑ de miles de abuelos de la Argentina. Son por los menos 10.000, si fueran nada más que Báez y López; pero me pregunto cuántos Báez y López habrá en nuestro país. ¿Si fueran mil, señora presidenta?

Estoy seguro de que la corrupción no es una circunstancia política ni una coyuntura; gran parte de las deudas de las políticas públicas que todavía arrastramos son la consecuencia de haber convivido con ese mal endémico estructural que es la corrupción. La lucha contra ella no debería ser solo cuestión de los jueces; tendría que ser una responsabilidad de todo el sistema político. Puedo asegurar que si atacásemos profundamente la corrupción y aparecieran los cientos o miles de López y de Báez, en la Argentina sobraría la plata para pagar a los jubilados las deudas y los juicios.

¿Por qué no podemos celebrar que se sancione este proyecto de ley? Por supuesto que no es perfecto, y en este punto debo rescatar otro motivo de celebración: la cantidad de modificaciones que se introdujeron, lo que demuestra la existencia de una práctica legislativa cada vez más abierta. Diferente fue cuando discutimos la llamada “ley de pago soberano”, a la que no pudimos cambiar siquiera una letra cuando se sabía que iba a fracasar; o cuando debatimos sobre el memorándum con Irán, cuando apenas pudimos hablar. Este proyecto de ley, en cambio, fue modificado. ¿Es una norma imperfecta? Sí, pero es una norma posible porque amplía la cobertura del beneficio y busca una salida a la sustentabilidad del sistema.

¿Por qué estamos resolviendo el pago de los juicios iniciados por los jubilados? Porque no se dio una solución al problema antes. Como a cualquier bloque oficialista, no nos gusta debatir sobre una ley de este tipo y quisiéramos estar celebrando otros logros; pero es una deuda que tiene el país.

¿Por qué discutimos acerca de la sustentabilidad del sistema? Porque afirmar que el sistema previsional tiene una gran cobertura y pagar la mitad de lo que se debió pagar durante años, es un engaño. En el transcurso de la sesión, vi diputados que se sensibilizaron con la palabra “emergencia”. No daré nombres, pero pido que no tengamos un doble estándar porque legisladores que representan a provincias que están en emergencia económica desde hace veinte o treinta años, se han rasgado las vestiduras ante el término “emergencia”.

Además, menos mal que la litigiosidad de este sistema es baja. No es un problema que la litigiosidad formal lo sea, pero me pregunto qué sería de nosotros si fuese del 20 o 30 por ciento. Al ritmo que vamos tardaríamos cincuenta años, por no decir cien, en resolver la cuestión. He aquí el valor de la decisión política.

Por otro lado, en este proyecto de ley no se recortan derechos a los jubilados sino que, por el contrario, se los amplía. Por ejemplo, el derecho a acordar un pago y cobrar un juicio. Hay que ponerse en los zapatos de los abuelos para entender qué piensan; lo que ellos quieren es una solución, no una promesa. Quieren dejar de estar enredados en el cepo de los bufetes de abogados litigantes que hacen grandes negocios por varias generaciones.

Por eso esta iniciativa tiene un valor político sustantivo que celebramos, como también celebramos la decisión política del señor presidente y de nuestro gobierno.

Reitero que esta norma no recorta derechos sino que los amplía. Por ejemplo, el derecho del jubilado a acordar una salida digna sin que nadie lo obligue a hacer algo que no quiere.

En sus alocuciones, muchos diputados expresaron que como el gobierno anterior no fue capaz de resolver el problema, ningún otro podrá hacerlo. Sabemos que existen dificultades, pero hay muchos agoreros del fracaso.

Sí se puede, señores diputados. La cultura popular argentina abunda en eufemismos para expresar qué pasó con nuestros jubilados. Los han “meloneado”; los han “payaneado”; les han hecho ver el avión. En definitiva, venimos de muchos años de engaños y de postergaciones a nuestros jubilados. Entonces, hagamos el esfuerzo de estar a la altura de las circunstancias. Por eso invito a los diputados opositores a que se sumen a este proyecto; de lo contrario, nos será muy difícil explicar en el futuro por qué dimos la espalda a los jubilados cuando teníamos la posibilidad de elegir cómo concretar un derecho.”

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