19 de marzo de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

Esta ley revela la emergencia dentro de la emergencia. Por Nancy González

Antes que nada, quisiera remarcar lo saludable que resulta para la democracia el hecho de que las legisladoras y legisladores contemos con canales para explicar, exponer el sentido de nuestras decisiones. La ciudadanía se provee así de sustanciales herramientas para juzgar las tareas de todos los y las funcionarias de los diversos poderes. Como dice el candidato de nuestro espacio político Alberto Fernández, el Ejecutivo se manifiesta a partir de las medidas de gobierno, el Poder Judicial a través los fallos y el Poder Legislativo por las normas que sanciona. Así el pueblo, que es donde reside la soberanía, se acerca a la valoración de cada funcionario público por sus acciones. Y más aún como en este caso, de leyes tan sensibles como estas no solo por su contenido, sino además por el contexto en la que surge.

Es así como a continuación me propongo dejar expuesta una serie de breves consideraciones alrededor de sancionado sobre el proyecto de emergencia alimentaria.

El voto unánime en ambas Cámaras para aprobar el proyecto puede llevar a ensombrecer aspectos importantes que es necesario resaltar. Por un lado, hay que decir que la unanimidad en la votación puede llevar a encubrir los profundos matices en cada una de las posturas allí representadas por las distintas representaciones políticas. Pues una cosa es reunir el consensos sobre la necesidad de resolver en forma urgente la situación de penuria que atraviesan una enorme porción de la población en la actualidad y otra muy distinta es ponerse de acuerdo acerca de cuáles fueron las causas que nos llevaron a que nuestra gente sufra hambre. En este sentido, para el sector que represento las causas del hambre en nuestro país hay que buscarlas al interior del modelo económico instaurado hace casi cuatro años por el presidente Mauricio Macri. Esta posición no surge del antojo, sino que se respalda en información concreta que a continuación expongo muy sintéticamente.

A mediados del mes de julio, o sea, hace muy poco días se presentó «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019». Una publicación elaborada por Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. La investigación permite tener una perspectiva global de lo que pasa con el hambre en todo el mundo, pero también facilita reconocer que sucede en cada uno de los países. ¿Qué mostraba el informe para nuestro país? El último informe de la FAO es lapidario marcando que en Argentina actualmente alrededor de 14 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria o hambre, pero además que 6 de esos 14 se añadieron durante los últimos dos años (2016 a 2018). Representando uno de los incrementos más altos en el período a nivel mundial, junto a países como Egipto y Sierra Leona en África.

En este sentido, la prórroga de la emergencia alimentaria en base a un proyecto impulsado por las organizaciones sociales y promovido por la oposición expresa una situación de crisis por la que atraviesa actualmente nuestro país. Por tratarse de una prórroga que surge hace 17 años con un decreto del entonces presidente Duhalde, podemos decir que esta ley revela la emergencia dentro de la emergencia. Aún a pesar de los recurrentes intentos del gobierno por disimular o directamente encubrirla. Porque es en este sentido que deben interpretar las declaraciones de las principales figuras del actual gobierno como las del ministro Avelluto señalando que el hambre es un «slogan de campaña», o la ministra de seguridad Patricia Bulrrich indicando que «En Argentina no hay hambre» o el candidato a vicepresidente Miguel Pichetto significando que «hablar de hambre en la Argentina me parece una exageración».

Por eso nadie se puede alegrar ni exhibir como un logro la sanción de esta ley que no solo no amplia ningún derecho (como tuve la satisfacción de votar bajo la presidencia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández), sino que como todos sabemos, llega tarde y es insuficiente para resolver la situación de hambre de nuestro pueblo. Es un paliativo, es la formalización de una serie de herramientas que el Ejecutivo ya contaba pero que se negaba a utilizar. Por eso que sea una ley y no una decisión del Ejecutivo representa la comprobación de que la cuestión del acceso a los alimentos en forma suficiente y de calidad por parte de la población nunca estuvo en los planes de este gobierno sino más bien el beneficio de él mismo y de unos pocos empresarios amigos. Es imperioso el regreso a un modelo de país que ponga en el centro a la gente. En ese camino estamos.

Por Nancy González – Senadora nacional por Chubut (Frente para la Victoria-PJ). Vicepresidente de la comisión de Salud del Senado.

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