28 de marzo de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

«Fuimos nosotros…» por Miguel Angel de Renzis

Hace 49 años Alberto en Matanza, Ricardo en la 16 de Capital, y el que esto escribe, en Vicente Lopez, los tres votábamos por primera y única vez a Juan Domingo Perón.

El impacto en el cuarto oscuro era doble. La boleta decía Perón – Perón. Y una estrategia del “Colorado” Abelardo Ramos presentaba una boleta igual que la del FREJULI, desde el FIP, pidiendo que votaran a Perón por la izquierda.
Ricardo se había ido de la organización de Alberto porque decía años antes a este hecho electoral, que el peronismo tenía que ir al uso de las armas.

Alberto, como mueca del destino, murió el 28 de septiembre del 2012. Había nacido en 1940.
Ricardo, hoy vive, y es el principal responsable como editor en jefe del diario Clarin.
Alberto fue Alberto Brito Lima, dos veces diputado nacional y embajador en Honduras, y fundador y jefe del Comando de Organización.

Ricardo es Ricardo Roa, que nació en el 50 y que hoy decide lo que se publica y lo que no, en el diario de Noble.
Justamente Roa trabajaba de periodista en la revista de la organización Montoneros, El Descamisado, que por ese entonces dirigía Dardo Cabo, y testimonió para los tiempos que el hoy residente en Barcelona y otrora jefe máximo de la organización Montoneros, Eduardo Firmenich, entró a la redacción, y exclamó: ¡FUIMOS NOSOTROS!

Se refería al asesinato de José Ignacio Rucci, ocurrido dos días después de aquella elección, el martes 25 de septiembre de 1973.

El atentado se produjo a las 12 y 11, a la salida de la casa de la calle Avellaneda 2953 de la localidad de Flores.
A las 10 de la mañana de ese día Osvaldo Agosto, que oficiaba de Jefe de Prensa, llegó a la casa de Rucci mientras Coca, la esposa del jefe sindical, le cebaba unos mates, alcanzaron a discutir de futbol, y mientras José defendía a San Lorenzo, Osvaldo hablaba bien de River.

Nélida Blanca Vagli le había dado dos hijos a Rucci. La nena que tenía 9 años, Claudia, ya por entonces trabajaba de actriz en la tira Jacinta Pichimahuida, que se daba por el Canal 9.

El 12 de octubre de 1973, cuando Perón asume la tercera presidencia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y Montoneros anunciaban su fusión bajo el nombre de los últimos, siendo Firmenich el principal jefe, y Roberto Quieto por las FAR, el segundo.

Sin embargo, ya en septiembre se había hecho esa unidad. Y en el atentado a Rucci el principal activista y guerrillero de las FAR, Julio Roqué, encabezó el operativo que mató a Rucci.

Roqué fue descubierto el 29 de mayo de 1977, luego que un militante montonero se quebró en la ESMA y entregó el dato de la vivienda en Haedo. Roqué se batió en soledad con una patrulla de la Marina y cuando ya no podía resistir más se tomó la pastilla de cianuro y voló la vivienda con él adentro.

Para poder lograr detectar adónde vivía Rucci la inteligencia de Montoneros efectuó seguimientos disimulados hasta que una nota de la revista Gente le dio el dato.

Claudia, la hija, estudiaba en el Instituto Guillermo Brown de Haedo. La siguieron y detectaron el domicilio.
En la causa que el juez Ariel Lijo inicio en el Juzgado Federal n° 4 se tomó datos reveladores del libro de Ceferino Reato, Operación Traviata.

También en el libro La Voluntad, Tomo IV, las páginas 142 y 143 sirvieron para la investigación.
Rucci tenía 49 años. Se había iniciado como delegado de SOMISA en 1960. Era secretario de prensa de la UOM. Por ese entonces la cúpula de Metalúrgicos la integraban Augusto Timoteo Vandor, Paulino Niembro, Avelino Fernandez y Lorenzo Miguel.

En el 64 lo nombraron interventor de la seccional San Nicolás de la que luego fue secretario general.
Rucci y Tosco protagonizaron memorables debates.

Ese día el General Perón, en Gaspar Campos, el 25 de septiembre del 73, estaba reunido con el general Miguel Angel Iñiguez, por entonces jefe de la Policía Federal. Cuando Juan Esquer, jefe de seguridad de Perón, interrumpió para darle la noticia, el General exclamó: “…me cortaron las patas…”

La noticia daba vueltas en el país y en el mundo.

Todo era una terrible confusión.

El martes a la tarde el ejército revolucionario del pueblo (eran los dueños del diario El Mundo), sacó un comunicado por Canal 9, que repitieron en la mañana del miércoles en el matutino. Ambos medios fueron sancionados por publicar el comunicado de la organización subversiva.

Alguien había llamado a una comisaria de la Federal diciendo que el ERP lo había asesinado.

Por lo general la organización trotskista no mataba dirigentes sindicales sino empresarios.

El hoy editor general de Clarín, Ricardo Roa, contó que en la revista El Descamisado había una discusión acerca de quién podría haber cometido el crimen, hasta que Mario Eduardo Firmenich confirmo que habían sido ellos.

El Descamisado salió desde el 73 y llegó al número 47 superando la edición de 100.000 ejemplares en el 74, cuando fue clausurado.

Al poco tiempo la organización sacó El Peronista, figuraba como director Miguel Lizaso. A los 6 números la volvieron a cerrar.

Insistieron y sacaron La Causa Peronista, donde figuraba como director Rodolfo Galimberti.

Pero el hecho periodístico más importante fue el diario Noticias, que llegó a tener 267 salidas. Y que después de 8 meses también fue clausurado.

Producido el sanguinario golpe de estado del 76, Ricardo Roa entró a trabajar en Clarín.

El cuerpo de José Ignacio Rucci presentaba 26 balazos. Mientras Corea San Pedro lloraba (uno de los custodios de Rucci) Lino, Martin, Mateo (que eran los nombres militares de Julio Roqué) daba cuenta a sus superiores de lo ocurrido.

En Gaspar Campos todo era silencio. Estela, la madre de Ricardo Roa, había sido una activa militante por el regreso de Perón, y muchas veces le había dicho a su hijo y a Estelita, su hija, también militante del CDO, que tuvieran cuidado.

El colectivo de la linea 80, interno 8, arrancaba del barrio Sarmiento. El conductor era Alberto Brito Lima, que lo había heredado de su padre. A su izquierda, en el foso de la puerta cerrada, un joven 10 años menor, Ricardo Roa, lo acompañaba. Ni ellos dos, ni los pasajeros de ese viaje, imaginaban su destino.

Después de Ezeiza, Montoneros empapeló Buenos Aires con una foto de los que ellos creían culpables, y allí aparecía Brito Lima, mientras Roa escribía para la patria socialista.

Hoy Roa, como Patricia Bullrich, está más cerca de Alsogaray que de la revolución.

Era martes. Y a Perón le habían cortado las piernas. Habían asesinado a José Ignacio Rucci.

 

Especial para NCN por Miguel Angel de Renzis