19 de abril de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

Hay que ejecutar derecho

Por Mario Mintz

Podemos imaginar una sociedad diferente? Vivir en
Argentina es sorprenderse día a día. A suerte de vivir
en democracia, nadie comprende cómo será el después. Parece que saberlo, es solo un privilegio para
los iluminados por una acción divina.
La democracia necesita ser reconstruida diariamente
por su valor irremplazable.
Si a un perro alguien le arrojara un puñado de piedras sobre su cabeza, el can reaccionaría con bravura mordisqueando las piedras, jamás buscaría
para defenderse a quien las lanzó. El animal solo se
defiende por instinto.
El agresor, protagonista, es quien lo hace sabiendo
que esa es la forma de dominación sin riesgos y
luego de tirar la piedra, sin culpas y sin estado de
conciencia, esconderá su mano.
Los argentinos -incluye a toda la sociedad- solemos
tener comportamientos extraños a la hora de protegernos adecuadamente de las agresiones cotidianas.
Prepotentes, las iracundas y permanentes denuncias
de la oposición sobre todas las ideas del gobierno, no
hacen más que agrandar la brecha entre lo necesario y las posibilidades de realización.
Sin proyectos y respuestas para dar soluciones, las
denuncias no sirven para reconstruir.
Navegando en discursos que dicen siempre lo mismo, solo crean hastío y descreimiento.
Así es como reaccionamos ante los carriles de la
realidad. Por momentos la actitud de algunos habitantes, es tan inofensiva como la mordedura de los
canes a las piedras.
Es imprescindible que los periodistas veamos las
manos de los agresores, pero también sus cuerpos y sus identidades. Responsabilidad profesional llaman a eso.
Cuando Bergoglio hablaba de algunos temas profundos para reconstruir, su pregón quedaba casi siempre
rebotando en las vanidades del poder, hoy cuando
Francisco habla, devuelve el eco de esas vanidades
destrozándolas con la humildad, la inteligencia de la
comprensión y la paciencia. El clérigo apuesta a que
veamos la mano que nos agrede y nos protejamos de
ella, no solo de las piedras.
Un claro ejemplo lo presentamos en la página 57
de esta edición, dice Jorge Rachid “En la Constitución Nacional del 94 el tema salud figura sólo en
un artículo y en ese se define a los pacientes como
consumidores, es la expresión más acabada de la
consumación de la derrota cultural que permitió comenzar a plantear la inversión en salud, como gasto
y la enfermedad como negocio”.
No vi ningún proyecto en el congreso que legisle
para subsanar tremenda calamidad. Ni otros de tremenda importancia. Seguimos mordiendo las piedritas, y si existen, están bien guardados en algún cajón del parlamento. Ni del gobierno ni de la oposición.
Los unos y los otros dramatizan discutiendo para que
Clarín gane o Clarín pierda.
La sociedad no es Clarín, la sociedad es el cuerpo
exacto de la Nación Argentina y si ellos la estafan
con argumentos e informaciones sociales inadecuadas, no reconstruyen, destruyen y las porfías, son
precisamente el abono que los actos de destrucción
necesitan para subsistir.
Se niegan a debatir, son vulnerables por sus propias ideas.Aparecen de nuevo las porfías y los
iluminados.
Nuestros viejos y nuestros hijos están en peligro, nuestra moral también. Los viejos se van
a morir pronto y los niños se van a transformar
definitivamente en canes. La democracia puede
hacerse añicos.
La solidaridad salvó siempre a los que vivían en la
marginalidad, hoy aparte de solidaridad hay que
ejecutar derechos, debemos meternos todos en la
misma caja.
Volvamos a realimentar la Democracia, son tres poderes y el país es uno solo, recuperar la dignidad, es
lo más importante….

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