20 de abril de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

La corrupción Argentina con sello patagónico

Por Eduardo Conde, presidente Bloque Cambiemos

Entre Néstor Kirchner y Mario Das Neves hay notables coincidencias. Ambos han fallecido. Ambos fueron gobernadores de provincias patagónicas. Ambos repitieron su mandato. Ambos ejercieron la función con enorme poder político. Néstor Kirchner en Santa Cruz. Mario Das Neves en Chubut.

Pero sin dudas, la semejanza entre ambos adquiere singular notoriedad cuando damos cuenta de la corrupción política que engendraron, y en particular de los métodos perversos empleados, lisa y llanamente, para robar.

Cualquier atributo que pueda reconocérsele a ambos personajes, siempre vinculado a la política, se derrumba estrepitosamente cuando hablamos de corrupción.

Se trata de una conducta denigrante, que reduce al ser humano a su mínima expresión, porque el que roba en la política nos roba a todos. Es la forma más perversa de robar.

Si Mario Das Neves hubiera hecho realidad su sueño fantasmagórico de ser presidente de la Nación, hubiese actuado de la misma forma que Néstor Kirchner.

Ahora, a nivel nacional caen en la cuenta los empresarios de la corrupción, los que pagaban las coimas. Exactamente lo mismo viene ocurriendo en la provincia del Chubut.

Una verdadera paradoja. La información registrada en cuadernos y planillas, pone luz sobre los hechos denigrantes, como si los gestores de la maniobra hubieran cultivado juntos el método perverso para robar.

Pero el dato más emblemático, y que también da cuenta de otra semejanza entre ambos gobernantes, es el rol de la justicia cumplido extemporáneamente con ellos, sin posibilidad de juzgarlos.

Ya nada podemos hacer sobre lo ocurrido y el daño provocado. En cambio, siempre estamos a tiempo para transformar la realidad, y es el Poder Judicial el que tiene la responsabilidad primera de generar esa transformación. Debe cumplir con su rol fundamental: controlar la legalidad de los actos de gobierno.

Pero en esta sociedad, ningún objetivo, por elevado que fuere, se cumple si no es por medio de la coerción. Habrá que acudir a los métodos coercitivos del sistema de gobierno, que alude al enjuiciamiento de los funcionarios judiciales y respecto de aquellos que han llegado demasiado tarde al cumplimiento de su deber.

Lamentamos profundamente que en esta región patagónica hayamos tenido la desgracia de engendrar este sello perverso de corrupción que nada tiene que ver con la esencia de sus habitantes.

Recién, cuando la política y la justicia sean puestas entre cuerdas, podremos hablar de un nuevo país.