19 de abril de 2024

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Para que el ciudadano tenga el control.

La transición: La oposición debe buscar un amplio acuerdo politico, social, sindical y empresarial

Por Laura Montero – Senadora Nacional

Hace prácticamente un año atrás, escribí un artículo donde hacía referencia a que el “Kirchnerismo se despedía del poder”. Hoy, la evidencia es clara: no habrá un nuevo mandato de Cristina Fernández y el FPV busca un destino peronista.
Creo oportuno analizar el panorama y ensayar una propuesta para la transición en un contexto complejo. En vistas al 2015, navegamos sobre aguas turbulentas con navegantes de gran impericia que reaccionan tardíamente. La obstinación les quitó creatividad y margen de maniobra.
En el plano político el gobierno ha caído en una encerrona de la que aparentemente no saldrá fácilmente. Abierta otra instancia peronista con buen resultado electoral, la migración es inexorable.
Tal vez el peor desacierto haya sido el trato displicente y ofensivo que propinó la Presidenta a la dirigencia política y a las principales entidades sindicales y empresariales, estableciendo un diálogo con los “amigos de siempre” que vienen disfrutando de las mieles presidenciales y poco pueden aportarle. Uno de los resultados de sus consensos cerriles, es el aumento del mínimo no imponible de ganancias mandado al Congreso extemporáneamente, desconociendo propuestas superadoras e integrales, con miras tirar la red a ver si traen algo más de votos en octubre.
El panorama económico es malo para el gobierno y muy difícil para quien vaya a sustituirlo, requerirá de gran pericia técnica y sensatez. La inflación, el retraso y desdoblamiento cambiario, el déficit fiscal producto de malas asignaciones de recursos durante la etapa de crecimiento, la guillotina angustiante del sector energético con la pérdida de autoabastecimiento y una red de subsidios asfixiantes para el erario público, que empeora la balanza comercial; son parte de los procesos críticos que de no afrontar este gobierno serán una carga muy pesada, para el que le toque resolver.
Menos crítico pero importante a la hora de las proyecciones es la compleja red de cercos, cepos y trabas discrecionales que se han puesto al comercio y el deterioro provocado a las relaciones del país con el mundo y particularmente con nuestros vecinos Brasil, Uruguay y Chile. Treinta y dos países de la OMC expresaron su repudio a las actitudes comerciales de Argentina, y la Justicia de Nueva York falló dos veces en contra de nuestros intereses y a favor de los fondos buitres al interpretar que Argentina había roto condiciones de “pari-pasu” (en igualdad de condiciones) y se negaba a la negociación; tomando dichos de la Presidenta y su ministro que aseguraron no pagar y trataron a los tribunales de “colonialistas” en pleno proceso.
No son temas menores. Argentina hoy no arraiga inversiones, tiene paralizada las economías regionales y bloqueado el acceso al financiamiento internacional a tasas razonables, cuando ya se vaciaron todas las cajas internas y las ganas de confiar del pueblo argentino y cuando todavía la pobreza está enquistada en valores del 25 a 30%.
Bien sabemos, y muchos la esperan, que de las encerronas se ha salido históricamente con crisis: cambiarias, hiperinflacionarias, institucionales, económicas y siempre sociales. La última nos dejó la triste herencia de casi 50% de pobreza y 20% de desempleo. Por eso tenemos la obligación de plantear otras salidas y hay que preverlas para distintos escenarios, el menos probable es que la Presidenta acepte que ya no tendrá continuidad y abra un diálogo más amplio para abordar una transición ordenada; otro es que su negación a ver esta opción la lleve a una crisis anticipada. La tercera es que se estire la crisis y le toque resolverla al gobierno siguiente.
Para cualquiera de los casos, la oposición debe construir un diálogo político productivo en término de visiones y soluciones a los distintos problemas que hay que enfrentar. De lograrlo deberá amalgamar posiciones con distintos sectores sindicales, empresariales y sociales, buscando acuerdos sobre el núcleo básico de propuestas esenciales para salir de los principales problemas con el menor costo posible.
Los errores que cometimos desde la oposición en el 2011 nos dejaron demasiados sinsabores electorales y sometieron al país a la concentración de un poder sin límites con grandes consecuencias institucionales y costos económicos y sociales. En estas elecciones la ciudadanía volverá a confiar en nosotros y debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para no defraudar sus expectativas, pero por sobre todo debemos proyectar un destino que repare errores del pasado y abrir la ventana a un futuro de sana y productiva convivencia política y social, para ofrecer una vida plena de realizaciones a las generaciones futuras.

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