19 de abril de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

Las diferencias entre CFK y Martín Guzmán que desencadenaron en la renuncia del Ministro

El ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, presentó esta tarde su renuncia al presidente Alberto Fernández. En una carta dirigida al jefe de Estado, defendió su gestión y, si bien, no especificó los motivos por los cuales deja su lugar, algunas frases dejaron entrever que su decisión está vinculada a las críticas y presiones que sufrió desde sectores vinculados al kirchnerismo.

Su gestión estuvo marcada por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el refinanciamiento de la deuda. Un hecho que generó la salida de Máximo Kirchner de la jefatura de bloque de Diputados y marcó un punto de inflexión en la coalición oficialista.

También sufrió críticas por el rumbo de la política económica. La pelea por los subsidios y las tarifas y la resistencia permanente de los funcionarios que responden a Cristina Fernández de Kirchner representaron un desafío a la gestión diaria de Guzmán en el Palacio de Hacienda.

Cabe recordar, que la vicepresidenta, en una de sus cartas, planteó abiertamente que la gestión de Guzmán estaba basada en un ajuste.

El ahora ex funcionario convivió, además, con funcionarios que parecían tener más poder incluso que el propio ministro por momentos.

La presencia de dirigentes kirchneristas en el área de Energía lo privaron a Guzmán de poder avanzar según su plan en un desarme del esquema de subsidios a las tarifas a la velocidad que pretendía. Guzmán, incluso, intentó despedir a Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, pero fue sostenido por Cristina. Más de un año después de ese hecho, Guzmán ya no forma parte del gabinete y Basualdo se mantiene en su puesto.

La Inflación el dilema

Acaso uno de los mayores desacuerdos entre ambos es la Causa de la Inflación. Si bien desde casa rosada dicen por lo bajo que ambos “tienen el mismo esquema en la cabeza” y se encuentran, juntos, en la vereda opuesta de otras visiones como la del PRO o la de los liberales, no alcanzaría.

En líneas generales coinciden en la necesidad de que el Estado gaste para estimular la demanda. Esa lógica indica que la inversión privada depende de las ventas esperadas, con lo cual las políticas progresivas, que ponen plata en el bolsillo de la gente, son aceleradoras de la tasa de crecimiento de la economía.

Pero Guzmán le encuentra un límite a este modelo antes que la vicepresidenta. El ahora exministro descree de la teoría del “supermultiplicador” de la demanda.

“Si lo hacés de forma indiscriminada, lo que vas a hacer es tirarte un tiro en el pie”, decía entonces sobre la estrategia de crecer empujando la demanda, sin generar una expansión equivalente de la oferta. “Empezás a importar mucho y a generar cuellos de botella o se ajustan los precios hacia arriba”. Es decir, se dispara la inflación.

Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner tiene más confianza en las herramientas políticas para intervenir en ese cuello de botella que es la restricción externa. De hecho en el discurso de esta tarde lo reiteró: «No creo que el déficit fiscal sea la causa de la inflación estructural desmesurada y única en el mundo que tiene la Argentina».

En resume, la ex Presidenta, entiende que el déficit fiscal es necesario para poder mantener un nivel de gastos alto, que redistribuya ingresos. Es decir, cree que la reducción del déficit fiscal es una carga a la que alguien nos obliga, pero que no hay que exagerar con eso.

Sobre esto opinó Agustín D’Attellis, economista cercano al kirchnerismo, quien resalta que entre ambos existe una diferencia en la posición personal, casi epistemológica, desde la que se aproximan a la cuestión económica. “Ella tiene una visión más política; entiende de necesidades y sabe de posibilidades”, narra D’Attellis.

Guzmán, en cambio, tiene una visión más académica y “alejada de la realidad”, según D’Attellis, “aun con buenas intenciones”. En sus declaraciones públicas el ministro insiste con la necesidad de “unir el corto plazo con el mediano plazo” y trabajar sostenidamente en un camino que, sin gratificación inmediata, desemboque en una economía más “tranquila”. Pero en política es necesario conservar el poder para transformar. Sus dos visiones exponen el gran dilema de la política económica, exacerbado en un país con elecciones cada dos años.

Lo cierto es que ambas posturas son parte de un todo. Acaso como sintetiza Guido Lorenzo, Economista de la UBA y director de la Consultora LCG, todo se resumen en un par de líneas: “El kirchnerismo te dice: ‘repartir para crecer”. Esto es, que la demanda impulsa el crecimiento. “Guzmán es más de: ‘hay que crecer –más o menos ordenadamente– y repartir’. Para el PRO, en cambio, es ”crecer y después que se reparta sola“.