18 de abril de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

«Le pedimos memoria a María Emilia Soria»

Por Sergio Wisky, diputado nacional

Durante la sesión en la Cámara de Diputados, María Emilia Soria manifestó su supuesta preocupación por lo que ella describe como la realidad. A nosotros nos preocupa su falta de memoria.

Es por ello que queremos recordarle quienes gobernaron y robaron durante la “década ganada” y que están ausentes de las sobreactuadas preocupaciones que habitualmente vuelca en el recinto.

María Emilia se olvida (o elige olvidarse) de que en el gobierno anterior se estableció un sistema de saqueo sistematizado. Plata robada al pueblo, que debería haberse volcado a las obras públicas que hoy reclama la legisladora. De haber sido así, seguramente tendríamos esas rutas, esas casas, ese sistema educativo y de salud que nos exige airadamente. Si no se hubieran llenado bolsos, habría menos desigualdad.

María Emilia habla de inflación. Ahora la espanta, antes para ella no existía porque teníamos cifras alemanas y sueños compartidos. El secretario de Comercio de la Nación negociaba con Angola y repartía medias de Clarín Miente. Éramos los mejores amigos de Venezuela y de Irán. Repartíamos asignaciones pero no mejorábamos las cifras de escolaridad, teníamos más discapacitados que Alemania después de la Segunda Guerra y, claro… ellos también debían recibir su asignación.

María Emilia se queja de la doctrina Bullrich como si no hubiesen existido el Gringo, Kostecki y Santillán.

Cada uno de sus discursos nos habla de la nostalgia de un mundo que le resulta cómodo. Un mundo de fantasía que aprendió con Cristina y que se replica cada día en General Roca. Un gobierno con anhelos monárquicos, falta de transparencia y una magia capaz de transformar plazas en departamentos.

Asumimos que la Argentina tiene muchos problemas. Afortunadamente, la mentira ya no es uno de ellos. Desde ahí, y con esa memoria que sistemáticamente les falla a algunos, trabajamos junto a cada vecino de nuestro país para solucionarlos, sabiendo que el esfuerzo –y no los relatos- es lo que nos va a sacar adelante.

Deja una respuesta