25 de abril de 2024

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Para que el ciudadano tenga el control.

Macri no es Perón; por Claudio Hugo Naranjo*

Juan Domingo Perón fue un líder indiscutido, que llevó a cabo una Revolución Social en el siglo XX en la Argentina de posguerra, hasta de sus detractores más viscerales alcanzo el respeto. Mauricio Macri, está llevando a cabo una nueva Revolución Social en todos los órdenes y frentes, muy lentamente va logrando el respeto de vastos sectores políticos que no comulgan con sus ideas. Ellos, Perón y Macri, tienen perfiles muy parecidos en la conducción política que me atrevería a hacer notar y muchas diferencias con en el país que cada uno de ellos encontró llegado al Poder.
En principio los dos tienen estilos parecidos en la conducción política; Perón y Macri hablan de equipos para gobernar una Nación, pero ambos saben que el líder siempre da su última palabra. Perón resaltaba constantemente el trabajo de sus Ministros y Gobernadores, voy a mencionar tan solo dos ejemplos: Miguel Miranda (si bien en lo formal nunca fue Ministro) al cual Perón llamaba el ‘zar de las finanzas argentinas’, tras abandonar la presidencia del Banco Central, lo nombra al frente del recién creado Consejo Económico Nacional; Perón, en su libro escrito en el exilio en 1958 “La Fuerza es el Derecho de las Bestias”, reconoce que Miranda era un verdadero genio. Y la otra mención la dejo para el Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Domingo Alfredo Mercante ( la famosa quinta de San Vicente era propiedad de Mercante, y se la compró Perón en 1943) fue elegido Gobernador en 1946 con más votos que Perón, hizo un trabajo social en la provincia que lo llevó a ganar la reelección con más del 25% de los votos sobre el radical Ricardo Balbín; Perón viendo a la vista de todo el Movimiento que era su natural sucesor, en 1952 le soltó la mano y lo remplazó por Carlos Vicente Aloé. Perón sabía que muchos buenos ministros o gobernadores no alcanzarían a construir un Perón, el pináculo de la historia solo estaría a disposición del líder y estadista. El personalismo, en creerse más importante que el proyecto, terminaba con las ambiciones personales de todos ellos.
Mauricio Macri, se maneja con las mismas coordenadas de Perón, destaca el rol en la gestión de algunos de sus ministros, los menciona y alaba en público, pero la decisión final siempre, como corresponde, la toma él. Hoy Marcos Peña, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, ocupan el lugar más intimo en la toma de decisiones en el Poder; los tres aspiran (aunque no lo digan públicamente) a suceder a su líder en el tiempo, ante cualquier atisbo de confusión Macri hizo mención esta semana a su segundo mandato. Los tres conocen a su jefe político mejor que nadie, son sus espadas cada uno en el rol que les ha tocado en el bolillero y saben muy bien que jamás se cuestiona la decisión del líder.
Ahora iremos desentrañando el país que cada uno de ellos recibió llegados al Poder, en ese contexto no debemos olvidar el momento actual, en el cual Macri, citó a Perón…
“Un señor dijo que la estrella polar de un país debe ser la productividad. Ese señor fue Juan Domingo Perón”, proclamó Mauricio Macri entre aplausos de los seguidores de Venegas. “También dijo que cada argentino tiene que producir por lo menos lo mismo que consume”, siguió y le preguntó a la tribuna: “Esos objetivos los podemos cumplir, ¿no es cierto?”. El Presidente de la Nación así hablo el 1° de Mayo en conmemoración al Día del Trabajador.
De la marcha peronista a los militantes coreando el “Sí, se puede” que el macrismo ‘importó’ de la campaña estadounidense de Barcak Obama, con una imagen del expresidente Juan Domingo Perón y una cita al fundador del PJ, Mauricio Macri tuvo su propio acto ’peronista’. En su discurso, breve y que buscó claramente la efusividad, el mandatario habló del empleo, se jactó de que desde agosto pasado a hoy su Gobierno creó 82.000 puestos de Trabajo. Atrás del mandatario estaba buena parte de su Gabinete.
Para concluir con… “No hay más ventajita, no hay más comportamiento mafioso. La Argentina es de los argentinos y no me voy a dejar llevar por delante por ninguno, porque estoy aquí por todos ustedes”, y mientras algunos militantes gritaban el “sí, se puede”. “Claro que se puede”, repitió Macri cuatro veces, antes de cerrar con un doble “¡Vamos Argentina!”.
Macri no es Perón, porque Macri es Macri 2017. La Argentina que recibió Macri el 10 de diciembre de 2015 no es ni por asomo la Argentina que recibió Perón en 1946; en principio Perón se encontró con un país con 13.700.000 habitantes y Macri con 13. 000.000 de pobres. Perón asume en un mundo de posguerra, en donde Argentina, colapsada Europa y Estados Unidos, se convierte definitivamente en el granero del mundo. Macri asume en un mundo de preguerra en donde se ven colapsadas las grandes potencias.
Perón recibe un país con 3500 millones de dólares de deuda externa y a partir de hábiles negociaciones entre Argentina, Estados Unidos e Inglaterra, en 1952, por primera vez en la historia argentina, la deuda externa desaparece ya que es cancelada en su totalidad. En ese periodo no solo se renegocio la deuda sino que se compraron los Ferrocarriles a los ingleses y se creó la primer flota mercante, con lo cual se dejó de pagar cerca de 800 millones de pesos anuales en fletes de ultramar como consecuencia de que no teníamos una marina mercante y se renegociaron, principalmente con Inglaterra, las partidas para la exportación de carnes, ya que conseguimos tener una línea de frió que hasta ese momento carecíamos. Hasta el golpe militar de 1955 Argentina no tuvo deuda externa, año que empieza la nueva deuda argentina y no por casualidad también año de la incorporación y adhesión al Fondo Monetario Internacional (FMI). A partir del golpe militar comenzó el proceso de la deuda, en 1958 la deuda externa ascendía a 1.800 millones de dólares.
Macri recibe de Cristina Fernández de Kirchner, a contramano del discurso oficial del desendeudamiento durante la última década, una deuda externa que llegaba a los u$s145.931 millones al cierre del primer trimestre de 2015, lo que implicó un avance del 5,9% con respecto al mismo período del año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Perón crea, por las condiciones que venimos narrando, un Movimiento Obrero acorde a los tiempos de bonanza, con el fin que esas Organizaciones Gremiales contengan a los millones de trabajadores que alumbraba la nueva Nación; se sindicalizan en todos los órdenes los Movimientos Sociales y se convierte en un gran cordón umbilical entre el Estado y los trabajadores. Nadie queda excluido.
Macri no solo se encuentra con un gremialismo dividido en diez pedazos, sino a su vez con Movimientos Sociales que desde hace años ningún gobierno contuvo y los dejó a la mano de Dios; por suerte, Macri no es Perón, porque si Perón hoy viviera haría tronar el escarmiento en estos dirigentes que se apoltronaron en el Poder y olvidaron las bases sociales por las cuales fueron elegidos. Macri no es Perón, porque Perón construyó desde su intuición, un Movimiento Empresarial a fines con su pensamiento y que lo acompañó permanentemente en el crecimiento de aquel nuevo país; Macri, hasta hoy, fue traicionado por el empresariado argentino, por sus propios compañeros de rutas; es inadmisible la falta de sensibilidad social que dejan ver en momentos tan difíciles los dueños de las grandes corporaciones.
Por suerte Macri no es Perón… eso hablaría muy mal de nosotros como sociedad. La involución es una enfermedad que nos persigue en el tiempo, mirar constantemente hacía atrás ya nos ha hecho mucho daño; por suerte Macri es el presente, es el futuro de nuevas generaciones, como lo fue Perón a mitad del siglo pasado. No le debe asustar a nadie que Macri haga mención de Perón, eso habla muy bien de él. No le teme al pasado, recurre a valores con los cuales millones de argentinos se sienten identificados, mañana lo hará con Raúl Alfonsín, con Juan Manuel de Rosas o Hipólito Yrigoyen.
Por suerte… Macri no es Perón.

*Escritor-Periodista
@naranjo_claudio

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