25 de abril de 2024

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Para que el ciudadano tenga el control.

¿Peronismo republicano? – Por Pablo Anzaldi*

Desde hace unos años se habla en los medios de comunicación y en ciertos ámbitos bajo su influencia, de la necesidad de un “peronismo republicano”. En cierto sentido, el cacareado “peronismo republicano” es un producto de diseño. Cuenta con el aval de algunos sedicentes comunicadores sociales, lo reclaman los antiperonistas y también lo proponen los eternos candidatos a cubrir la vacante- que ya tiene entre 40 y 70 años, depende como se la mire- del Consejo del Partido Justicialista.

En este asunto hay- acaso ex profeso- una confusión. En consecuencia, parece necesario exponer algunos conceptos que pueden clarificar qué es lo republicano, a qué llaman república en este caso y qué tiene que ver el peronismo en todo esto.

La definición clásica

El término república tiene una acepción clásica, que permanece como verdad fundamental en la realidad política. Todos los ciudadanos deberíamos grabar en nuestro DNI la frase de Cicerón: “res publica res populi”. La cosa pública (res- pública) es cosa del pueblo. La frase completa ciceroniana dice: “Es pues la cosa pública cosa del pueblo; empero pueblo no es toda reunión de hombres, congregada de cualquier modo, sino una reunión asociada por consentimiento de derecho y participación de utilidad.”

El peronismo

El peronismo fue un movimiento creado y conducido por el General Perón desde 1943 hasta su muerte en 1974. En sus primeros años, el peronismo también fue modelado- en su pasión contra las jerarquías convencionales y los atropellos sociales- por la personalidad política de Eva Perón.

Tanto en el poder como en el llano, el peronismo conducido por el General Perón actuó para que la res publica sea efectivamente res populi. No de palabra, sino de hecho. En función de esto, el Movimiento Peronista se organizó como Partido Peronista Masculino, Partido Peronista Femenino, Confederación General del Trabajo y, ya a fines de los 60, Juventud Peronista. Las ramas del Movimiento encuadraban “por consentimiento de derecho y participación de utilidad”: eran el pueblo, no la gente, ni la opinión pública. Precisamente, el General Perón decía que la generación del  80 había organizado el Estado, pero no a la Nación. ¿Qué capacidad de negociación tiene una persona suelta ante el capital que demanda mano de obra? Y a la inversa, ¿Qué garantía tiene el Capital de no ser arrasado por el marxismo si no hay un equilibrio entre las clases? La idea de la Comunidad Organizada buscaba precisamente darle cause orgánico a la Nación: trabajadores, industriales, profesionales, universitarios, etc. En sentido amplio, las Organizaciones Libres del Pueblo tendían a completar el cuadro de la síntesis entre res publica y res populi. Todo lo que vino después de la muerte física del General Perón no actúa informado por la palabra de Perón. Es otra cosa. ¿Qué es? Provisoriamente, digamos que es peronismo por analogía (aunque peronismo al fin).

El republicanismo antiperonista

El antiperonismo históricamente cantó loas a la “república”. Con exaltación criptomasónica, entrecerraban los ojos como quien realiza un “rezo laico”, como dijera uno de los peores presidentes de la historia argentina. El sueño de Escipión fue sustituido por el sueño de “la república”, ayer de doctores, hoy de “ceos”: una res publica sin populus, una república blanca. Para hablar sin rodeos: con los negros con la ñata contra el vidrio. Es la remodelación del sueño de Sarmiento y de Mitre: arrodillar al pueblo argentino a los pies del altar de “su república”, cuyo correlato es la sujeción sin medias tintas de la Nación Argentina a la división internacional del trabajo. Una Argentina con la mitad afuera.

Aviso a los despistados

Es indudable que la unidad nacional es un bien anhelado.  Perón apretaba, sí, pero porque los sedicentes republicanos cerraban las puertas de la república al pueblo, a la mujer, a los trabajadores. Así todo, el argumento doctrinario de la colaboración de clases se tradujo progresivamente en política de unidad nacional por diálogo político, pero cuando el pueblo estaba organizado (alcanza con preguntarle a quien ronde los 70 años cómo lucían las calles cuando había un paro general convocado por CGT o los días 1 de Mayo en los años 60 o 70 para saber de qué se habla cuando se habla de organización popular).

Pero, ¿qué es el peronismo en la actualidad? Es materia de otro debate.

Por cierto, fue una prédica incansable del General Perón lograr la unidad nacional. Pero cuidado con los traficantes de mentiras políticas. La unidad nacional no debe ser confundida con la licuación del pueblo en la normalidad de las instituciones republicanas sin pueblo.

Recordémoslo una vez más: para Cicerón, res publica res populi. Esa es la verdad fundamental del Estado.  Y de paso podemos “mandar el aviso”: a diferencia de los politicastros actuales, el General tenía una notable formación clásica.

*Pablo Antonio Anzaldi( 1972)

Politólogo – Profesor universitario
pabloanzaldi@gmail.com

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