24 de abril de 2024

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Presupuesto 2020: ¿qué afirmaba el Ministerio de Hacienda en junio de 2019?

En el Informe de Avance del Presupuesto Nacional, presentado ante el Congreso de la Nación Argentina en junio del corriente, por el Ministerio de Hacienda de la República Argentina, se pueden observar las distintas ejecuciones presupuestarias que se llevaron adelante durante los primeros cinco meses del 2019.

En primer lugar, el informe pone en relieve el contexto macroeconómico y la política económica. Así, comienza afirmando:

«El programa económico de los últimos tres años y medio sentó las bases para crecer de manera sostenida y avanzar de forma definitiva en la reducción de la pobreza. La acelerada convergencia al equilibrio de las cuentas públicas y externas, y la eliminación del financiamiento monetario – todos elementos que se verifican en la actualidad- son pilares necesarios para el desarrollo económico futuro de la Argentina.»

En consonancia, en el informe se hace mucho hincapié en la búsqueda de transparencia en términos de institucionalidad fiscal:

«También fortalecimos la institucionalidad fiscal. Tras una década de discrecionalidad y opacidad presupuestaria se pasó a un proceso presupuestario transparente en el que el Congreso tiene un papel fundamental. Además, desde 2018 el Congreso cuenta con la Oficina de Presupuesto del Congreso para supervisar la ejecución del presupuesto, evaluar políticas y programas y llevar adelante estimaciones de impacto fiscal de nueva legislación, entre otras funciones. Al mismo tiempo, avanzamos en una reforma tributaria con consenso de las provincias y en el fortalecimiento del federalismo fiscal. La nueva ley federal de responsabilidad fiscal establece que el gasto primario corriente no podrá  incrementarse por encima de la inflación y que el personal no podrá crecer más que la población. Además, el Impuesto a las Ganancias se hizo 100% coparticipable, se quitó el tope a la provincia de Buenos Aires y comenzó la devolución gradual del 15% retenido por ANSES. Se redujo el porcentaje de los ingresos destinados a la Nación y se aumentaron los destinados a las provincias, y se aumentó la automaticidad y se redujo la discrecionalidad, todo lo cual favorece el federalismo y la institucionalidad fiscal.»

Si bien el Informe considera que el patrimonio del tesoro mejoró considerablemente, reconoce que la inflación seguía alta, aunque (siendo junio 2019) se mostraba optimista respecto al futuro.

«Por último, en el Presupuesto 2019 se  avanzó en una mayor clarificación de las responsabilidades de gasto entre la Nación y las Provincias. Junto con el esfuerzo fiscal, redoblamos nuestro compromiso para bajar la inflación. Para ello fortalecimos la autonomía del Banco Central, que puso en marcha un plan de control estricto de agregados monetarios y terminamos con el financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria. Este programa permitió que el Banco Central mejore notablemente su patrimonio: en mayo de 2019 la suma de base monetaria, LEBAC y LELIQ representó solo el 75% de las reservas internacionales, el menor valor desde que se tiene registro. Y aunque la inflación aún es más alta de lo deseable, desde abril de 2019 ha retomado un sendero descendente. Además, enviamos al Congreso de la Nación un proyecto de ley para modificar la Carta Orgánica del Banco Central y fortalecer su independencia.»

Viéndolo en retrospectiva, en uno de sus puntos más críticos por la contrastación actual, el Informe asceveraba lo siguiente respecto a la volatilidad cambiaria, el préstamo del FMI y su impacto en la economía del país:

«El Banco Central ha logrado también reducir la volatilidad cambiaria. Aunque tuvo cierta volatilidad nominal, el tipo de cambio real se mantuvo estable desde septiembre de 2018 en niveles históricamente competitivos. Además, la volatilidad nominal se redujo considerablemente luego de que el BCRA anunciara el nuevo esquema de intervención cambiaria dentro de la zona de referencia, y el Peso comenzó a moverse en línea con el resto de las monedas de los países emergentes. Estamos corrigiendo el desequilibrio persistente del sector externo que representaba una fuente de vulnerabilidad para la economía. En 2019 se espera corregir más de un 50% del déficit de cuenta corriente medido en  dólares. La reducción del déficit de cuenta corriente se da como resultado de la
corrección del déficit energético, principalmente como consecuencia de la mayor producción de Vaca Muerta, y la suba del tipo de cambio real, que mejoró el balance comercial y, en particular, el de servicios como el turismo. Asimismo, la reversión del efecto de la sequía sobre las exportaciones agrícolas proporciona un impulso adicional a la reducción del déficit de cuenta corriente. Esta reducción representa un quiebre respecto de la dinámica observada en la última década, y es un cambio que va acompañado de una mayor integración comercial, de la mejora en la percepción internacional del país y de un respeto inédito por las reglas de mercado. El conjunto de políticas implementadas y el acuerdo con el FMI nos han permitido atravesar la turbulencia financiera de una manera diferente a la que históricamente ha ocurrido en Argentina. No se produjeron disrupciones con efectos permanentes sobre la economía: no se rompieron contratos, no se fijó el tipo de cambio ni se implementaron restricciones o cepos.

Sin embargo, admite que ya había una notable recesión de la actividad económica, responsabilizando a lo que denomina «shocks externos», y que luego se siguió profundizando en los meses venideros:

«Los shocks recibidos resultaron en una recesión: la economía argentina cayó 2,5% en 2018 y se espera una caída de 0,8% en 2019; pero al mismo tiempo la economía ha aumentado su resiliencia al haber avanzado en el ordenamiento macroeconómico, en las mejoras de competitividad y en la integración internacional.»

A tono con los discursos del Presidente Macri y sus distintos ministros en los últimos años, el Informe hace énfasis en lo que denomina nuestra «integración al mundo». 

«Avanzamos en un proceso de integración al mundo. En lo comercial, además de la apertura de más de 170 mercados para nuestros productos agroindustriales, firmamos acuerdos que nos vinculan a futuro con otros países y realizamos distintas reformas que modernizan al MERCOSUR. Además, avanzamos en negociaciones en el marco del MERCOSUR con la Unión Europea, la EFTA, Corea y Canadá. En lo institucional, el proceso de acceso a la OCDE es un proyecto que busca una integración más profunda y, al mismo tiempo, institucionalizar altos estándares en materia de transparencia y de gobernanza económica. A través de esa organización, y con hechos como la realización en Buenos Aires de la Conferencia Ministerial de la OMC en 2017 y la presidencia argentina del G20 en 2018, mostramos a nuestros vecinos y al mundo la voluntad de ser parte de la solución de los problemas globales.»

En el Informe, Hacienda insistía en la idea de que:

«Argentina se encuentra en mejores condiciones para crecer de manera sostenida. Frente a la situación en la que se encontraba la economía a fines de 2015 y los shocks de 2018, avanzamos para dejar a la Argentina en condiciones de crecer de manera sostenida: se corrigió una parte importante del déficit fiscal y el déficit de cuenta corriente se encuentra en niveles perfectamente financiables; se redujo la carga tributaria al sector privado; el Banco Central se encuentra en mejores condiciones para combatir la inflación; los precios relativos han sido corregidos en gran medida; y las exportaciones, que habían caído 32% en los cuatro años anteriores, crecerán en 2019 por cuarto año consecutivo. Sin duda, queda mucho por recorrer, pero hemos dado pasos importantes en el camino de transformación que los argentinos nos trazamos en 2015 para crear una economía más sólida, que pueda crecer y reducir la pobreza de manera sostenida

Si bien en esa parte del año la caída de la actividad econónima acumulaba en un 6,7% por tercer mes consecutivo (según distintas mediciones), en el Informe apenas proyectaban un 0,8%, y en términos de «recuperación secuencial»:

«Para 2019 proyectamos una caída de la actividad económica en torno al 0,8%, consistente con una recuperación secuencial desde el cuarto trimestre de 2018 y que revierte parcialmente el arrastre negativo. La recuperación está liderada por las exportaciones, que continúan mostrando un crecimiento sostenido, reflejando la estrategia de integración al mundo. En este sentido, la reversión de la sequía – que permitió alcanzar una cosecha récord en 2018/19 – dará un impulso adicional sobre las exportaciones que se suma al efecto positivo derivado del nivel de tipo de cambio más competitivo de los últimos ocho años. Proyectamos un crecimiento interanual en torno al 3% para el cuarto trimestre de 2019.»

En cuanto al desempleo y su incremento en los últimos meses, el Informe, sin embargo, lo minimizaba y afirmaba un incremento en el salario real:

«Tras la caída de la actividad económica de 2018 es destacable la poca elasticidad y la gran resiliencia que ha mostrado el nivel de empleo al nivel de actividad. Durante el primer trimestre de 2019 la tasa de empleo se mantuvo casi constante (-0,1 p.p. i.a., ubicándose en 42,3%) respecto del primer trimestre de 2018. En el mismo período, la tasa de desocupación fue de 10,1% (+1 p.p. i.a.), pero dicho incremento estuvo acompañado de la activación de la oferta (la tasa de actividad aumentó 0,3 p.p. i.a. hasta 47,0%) y por la leve caída de la tasa de empleo antes mencionada. (…)

Los salarios reales comenzaron a recuperarse en el primer trimestre de 2019. La Remuneración Promedio Imponible de los Trabajadores Estables (RIPTE) aumentó 34,6% interanual en el primer trimestre del año y a marzo de 2019 acumula tres meses consecutivos de incrementos reales. Esta recuperación se encadena con los acuerdos salariales pactados para 2019, que oscilan entre 28% y 32%, en cuotas y con cláusulas de revisión o cláusulas gatillo en función de la evolución de la inflación. Si se consideran las recomposiciones previas, en el año calendario  alcanzarían el 50% de incremento. Con un sendero de inflación que se espera descendente hacia fin de año, estos incrementos implicarán una recuperación del crecimiento de los salarios reales.»

La comparación entre el intervalo de junio a septiembre cobra fuerza al notar como el Informe reconoce una inflación alta elaborada por el IPC, pero manteniéndose de un gran optimismo respecto de los meses venideros. En el Informe se habla de un «impacto en el mes de abril» y de distintos «shocks de oferta», sin aclarar cuáles ni las causas:

«El proceso de desinflación que venía avanzando se vio interrumpido por el impacto que sufrió la economía argentina a fines de abril de 2018 y su efecto sobre el tipo de cambio. En los primeros meses de 2019, la inflación continuó afectada por shocks de oferta que afectaron a ciertos alimentos como la carne y lácteos, el impacto rezagado de la depreciación cambiaria, la  volatilidad cambiaria experimentada a comienzos de año y la incidencia de las actualizaciones tarifarias de precios regulados ya pactados. En este sentido, se destaca que los aumentos de las tarifas estuvieron concentrados en la primera parte del año, y no se esperan subas de tarifas de ahora en adelante.

El índice de Precios al Consumidor (IPC) acumuló una suba de 17,9% a mayo de 2019. La aceleración de la inflación en los primeros meses de 2019 se explica principalmente por las subas de los precios de alimentos, más puntualmente las carnes. Asimismo, también inciden el ajuste de precios relativos de los regulados – que influye sobre la inflación núcleo – y la mayor volatilidad cambiaria a partir de fines de febrero de este año. La suba del precio de la hacienda respondió en parte al impacto de la sequía de 2018 sobre las condiciones para el engorde del ganado y también redujo la rentabilidad de los feedlots por el aumento de los costos, que afectó negativamente la oferta de ganado durante los primeros meses de 2019. Además de las carnes, las verduras también explicaron en parte el mayor dinamismo de los alimentos como consecuencia de las inundaciones de principio de año en las principales provincias productoras en el centro y norte del país.

En cuanto a los precios regulados, los aumentos se concentraron en los primeros cinco meses del año, alcanzando un incremento acumulado del 19,5% a mayo de 2019, con una incidencia sobre el índice total de 4,7 puntos porcentuales. Esta suba se explica tanto por la actualización de las tarifas de los servicios públicos como electricidad, transporte público de pasajeros (tren, colectivo  y subte en el GBA y colectivos en el interior) y agua por red como por incrementos en precios regulados de carácter privado, donde se incluyen seguros médicos, servicios educativos, tabaco, peajes y telefonía.

Para 2019 se espera que la inflación arroje un valor algo inferior a las expectativas del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) elaborado por el BCRA, las cuales muestran un anclaje de las expectativas de inflación para diciembre de 2019 en 40,3%. En la dinámica mensual, se espera una desaceleración hacia fin de año, llegando a 2,1% en noviembre. El indicador sigue esperando, asimismo, un sendero de desinflación de cara a los próximos años con expectativas de 26,1% en diciembre de 2020 y 19,1% en diciembre 2021. En relación a la inflación para los próximos 12 y 24 meses, las expectativas relevadas por el REM esperan 31,0% y 22,6%, respectivamente, mostrando la misma tendencia que los indicadores mensuales.»

Finalmente, algo notorio de este Informe es que no se mencionaba en detalle el acuerdo del FMI y su gigantesco e inédito préstamo a la Argentina. Sólo mucho más adelante, y en términos génericos se acotan algunas cosas. Es interesante notar como proyectan el último desembolso, algo que actualmente es sumamente criticado y se encuentra en tratativas complejas, con un país al borde del default.

«Los desembolsos acordados con el FMI y otros Organismos Internacionales en lo que queda de 2019 ponen al Tesoro en una posición favorable, en la que las necesidades asociadas al déficit primario y al pago de intereses se
encuentran cubiertas y solo se requiere refinanciar parte de los vencimientos de capital con tenedores privados. Los vencimientos con agencias del Sector Público se asumen refinanciables, atento a la solvente situación financiera que dichas agencias exhiben.

En 2020, el superávit fiscal proyectado de 1% del PIB contribuirá a reducir las necesidades de financiamiento. Del lado de las fuentes, se proyecta el desembolso de US$3.900 millones del programa con el FMI y la refinanciación de los US$3.000 millones en vencimientos de otros Organismos Internacionales. La renovación de los vencimientos Intra Sector Público se mantendrá como hasta ahora y se espera un refinanciamiento mayor del sector privado, atento a condiciones financieras más propicias para colocaciones de deuda del Gobierno argentino. La deuda soberana Argentina no presenta un problema de solvencia, y la percepción del mercado respecto a los riesgos de liquidez debería mejorar tan pronto como se disipe la incertidumbre política vinculada a las elecciones y se consiga administrar eficientemente el flujo de vencimientos de los próximos meses

Teniendo en cuenta los acontecimientos económicos y políticos de esos meses venideros, será interesante observar en detalle la proyección que presentará hoy Lacunza en Diputados.

 

 

 

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