18 de abril de 2024

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Para que el ciudadano tenga el control.

Semblanza de Francisco Narciso Laprida

Por : Dr Gustavo Budiño Dorrego

 

Francisco Narciso Laprida fue amigo personal de San Martín y un reconocido jurisconsulto graduado en la Universidad de San Felipe, Santiago de Chile.

Previamente cursó su formación inicial en el Real Colegio de San Carlos, en Buenos Aires.

Nació en San Juan el 28 de octubre de 1786, ciudad a la que regresó en 1812 cuando fue designado Síndico Procurador del Cabildo.

Participó de la creación del Ejército de los Andes, integrado por tropas de Cuyo y por soldados chilenos exiliados en Mendoza tras la Batalla de Rancagua. El Ejército de los Andes obtuvo la victoria en la decisiva Batalla de Chacabuco, llave maestra para el ingreso a Santiago de Chile.

En 1815 fue diputado al Congreso de Tucumán cuya presidencia ocupó desde el 1 de julio de 1816 y, en ese carácter, proclamó la independencia argentina. Ya en Buenos Aires, el Congreso de Tucumán aprobó la Constitución de 1819, cuyo texto reconoció influencias de las Cartas Magnas de Estados Unidos y Francia, también de la Constitución española dictada en Cádiz (1812). De matriz unitaria, establecía la separación de poderes pero en su diseño se advertía la posibilidad de integrarse a un sistema monárquico constitucional por lo cual encontró una fuerte oposición de las provincias afines al federalismo. Su aplicación resultó efímera, pero varios de sus artículos se incorporaron a las constituciones de 1826 y 1853.

El Congreso de Tucumán clausuró su gestión en 1820 tras la derrota del Directorio en la Batalla de Cepeda, Laprida regresó a San Juan y fue designado gobernador en sustitución de José Ignacio de la Roza.

En 1824 representó a San Juan en el Congreso General Constituyente del cual fue presidente un año después. Laprida integró el Partido Unitario. Cuando esa agrupación inició un proceso de desintegración acelerada y el federal Manuel Dorrego fue fusilado, regresó a San Juan, y posteriormente a Mendoza escapando a la persecución de Juan Facundo Quiroga. Capturado por las tropas de José Félix de Aldao, fue asesinado en septiembre de 1829. Sus restos mortales nunca fueron hallados.

Laprida fue iniciado masón en la Logia Lautaro de Mendoza y posteriormente trabajó en la Logia San Juan de la Frontera de San Juan de la que fue su Venerable Maestro (Presidente) durante tres períodos.

Jorge Luis Borges, descendiente lejano, honró la memoria de Laprida en su poema Conjetural, publicado el 4 de julio de 1943 en el diario La Nación de Buenos Aires. Fue incluido luego en el libro El otro, el mismo (1969):

 

El doctor Francisco Laprida, asesinado el día 22 de setiembre de 1829 por los montoneros de Aldao, piensa antes de morir:

Zumban las balas en la tarde última.

Hay viento y hay cenizas en el viento,

se dispersan el día y la batalla

deforme, y la victoria es de los otros.

Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.

Yo, que estudié las leyes y los cánones,

yo, Francisco Narciso de Laprida,

cuya voz declaró la independencia

de estas crueles provincias, derrotado,

de sangre y de sudor manchado el rostro,

sin esperanza ni temor, perdido,

huyo hacia el Sur por arrabales últimos.

Como aquel capitán del Purgatorio

que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,

fue cegado y tumbado por la muerte

donde un oscuro río pierde el nombre,

así habré de caer. Hoy es el término.

La noche lateral de los pantanos

me acecha y me demora. Oigo los cascos

de mi caliente muerte que me busca

con jinetes, con belfos y con lanzas.

Yo que anhelé ser otro, ser un hombre

de sentencias, de libros, de dictámenes

a cielo abierto yaceré entre ciénagas;

pero me endiosa el pecho inexplicable

un júbilo secreto. Al fin me encuentro

con mi destino sudamericano.

A esta ruinosa tarde me llevaba

el laberinto múltiple de pasos

que mis días tejieron desde un día

de la niñez. Al fin he descubierto

la recóndita clave de mis años,

la suerte de Francisco de Laprida,

la letra que faltaba, la perfecta

forma que supo Dios desde el principio.

En el espejo de esta noche alcanzo

mi insospechado rostro eterno. El círculo

se va a cerrar. Yo aguardo que así sea.

Pisan mis pies la sombra de las lanzas

que me buscan. Las befas de mi muerte,

los jinetes, las crines, los caballos,

se ciernen sobre mí… Ya el primer golpe,

ya el duro hierro que me raja el pecho,

el íntimo cuchillo en la garganta..

 

Francisco Narciso Laprida quien, pese a su breve existencia de solo 43 años, aplicó en la vida pública las ideas esenciales de nuestra vida,  bajo el signo de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.

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