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«Ellos»-«Nosotros»: el difícil camino a mejorar la calidad institucional en el próximo gobierno. Por el profesor Marcelo Bermolén

Especial relevancia para percibir la calidad institucional de la Argentina durante el próximo mandato presidencial, mostró el tercer eje del último debate presidencial, desarrollado el pasado domingo 20 de octubre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, repasa las principales ideas que llegaron a manifestar -o no- los candidatos.

«Los candidatos abordaron el tema de la calidad institucional como un problema derivado de las recurrentes crisis políticas del país, y no como una de las causas esenciales que concurre a producirlas», destaca Marcelo Bermolén respecto al tratamiento del tercer eje del debate del pasado domingo 20 de octubre.

Más allá del diseño estructurado de las intervenciones, que limitaron el intercambio entre los protagonistas e incluso la formulación de preguntas de interés público para los postulantes a la primera magistratura, Bermolén señala en esta nota las declaraciones -y modos de realizarlas- que dejaron ver las posturas de los candidatos.

Desarrollaron sus intervenciones en medio de un debate negativo en el que sobresalieron las menciones a causas judiciales (pasadas y futuras), investigaciones y procesamientos sobre corrupción, negociados,  miopías y complicidades a la hora de ejercer el poder, favoritismo hacia los amigos y familiares, entre otros.

Dado el amplio contenido del eje (Federalismo, Calidad Institucional y Rol del Estado)  algunos candidatos -especialmente los economistas- destinaron más tiempo a formular miradas sobre el federalismo -un tema esencial que influye en las relaciones de poder y los recursos- que a la calidad institucional. La mayor parte de los candidatos fueron vacuos a la hora de explicar como combatirían la corrupción o fortalecerían el diseño institucional en materia de control.

En los pocos casos que ahondaron en la temática, lo hicieron desde el diagnostico de una situación de debilidad institucional, sin poder explicitar el tratamiento a seguir. Faltaron en este tercer eje del debate, las propuestas concretas.

Tanto Macri como Fernández, le atribuyeron a su rival la ejecución de acciones destinadas a la manipulación de la justicia en beneficio propio, sin proponer un plan de mejora en el desempeño de los Jueces Federales, cambios en el Consejo de la Magistratura y/o en la forma de juzgar y sancionar a los magistrados. Nicolás del Caño abordó, en el momento de las réplicas, el tema de la ambivalencia del sistema de justicia con  “jueces que se acomodan al poder de turno” y “jueces reperfilados” y propuso que sean electos de manera directa, y se aplique el juicio “por jurados” para las causas de corrupción.

En materia de calidad institucional, transparencia y combate contra la corrupción, es tan importante lo que se dice como lo que se calla, He aquí algunas omisiones destacadas:

Teniendo en cuenta que las reformas institucionales necesitan de decisión política, consenso y ser transformadas en temas de estado, la permanente recurrencia en el discurso de ambos candidatos a los apelativos de “Ellos”  y “Nosotros” -reforzando el concepto de grieta-, contrasta con las menciones voluntaristas de diálogo, siendo que uno u otro serán gobierno y principal fuerza de oposición».

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