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Incertidumbre económica para regalar

Hay que arroparse hasta dónde llegue la frazada, dice el refrán popular, pero además parece ser la definición más importante de la nueva ministra de economía, Silvina Batakis, este lunes horrible de invierno. No gastar más de lo que se gana es una premisa de sentido común que cada uno puede corroborar en su economía familiar. ¿Pero qué pasa cuando lo que se gana ni siquiera alcanza para cubrir lo más básico: techo, comida, transporte, servicios?

No hay recursos suficientes, sin duda. Lo que sí hay para regalar es incertidumbre económica. Claro que no es nada nuevo. Los ciclos presidenciales argentinos, al menos los últimos dos, el de Mauricio Macri, y el que experimentamos ahora con Alberto Fernández, nos muestran que, por regla general, los primeros dos años de un ciclo presidencial argentino son relativamente buenos, y los últimos dos, un desastre.

Por regla general, la fuerza que cae del lado de la oposición en las últimas elecciones saca provecho de la debacle económica para culpar a la parte que cae del lado del gobierno. Le pasó a Mauricio Macri, le está pasando ahora a Alberto Fernández.

Aunque la vicepresidente Cristina Kirchner, en su discurso del viernes pasado, nos muestra un gráfico de los últimos 20 años, en los que asocia las corridas cambiarias a la formación de activos en el extranjero. Básicamente dice que faltan dólares porque los que entran, los ponen afuera. ¿Dónde los ponen, en paraísos off shore, compran casas? Nadie lo sabe, pero el plan de la vicepresidenta parece ser buscar los dólares de argentinos en el exterior para traerlos de vuelta.

Digamos que yo tengo mis dólares afuera, en forma de activos, y me los quiero traer de vuelta. ¿El gobierno me va a ofrecer algún incentivo para que traiga esos dólares de vuelta, me va a ofrecer alguna facilidad para que lo haga, o me va a obligar a traerlos de prepo? El cepo al dólar, se supone, tiene el objetivo de impedir que esos escasos dólares que entran, no salgan. “Pero si les prohíbes sacarlos, se comportan como adictos”, dijo la vicepresidenta el viernes. ¿Quiénes se comportan como adictos? Nadie lo sabe.

Lo que sí se sabe es que las fuerzas políticas que pujan por acceder al poder del estado lo hacen porque adentro del estado hay incentivos económicos suficientes como para invertir el tiempo y el esfuerzo necesarios. Si no existieran esos incentivos, la puja por el poder político no fuera tan intensa.

 

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