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Mensaje del Papa Francisco al jefe de gobierno

El Papa Francisco pidió hoy que Dios “ilumine y acompañe con su gracia a todos los  porteños, de modo que con el auxilio divino puedan ver cumplidas sus más nobles aspiraciones, y cooperen, todos unidos, en la construcción de una sociedad cada vez más fraterna, en la que nadie se sienta extraño o postergado».

 

El Sumo Pontífice se pronunció en esos términos en una carta enviada al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri,  en respuesta a la misiva que el titular de la comuna le  había remitido cuando fue electo como máxima autoridad de la Iglesia Católica.

El texto del mensaje del Papa Francisco es el siguiente:

 

“Señor Ingeniero Mauricio Macri:

 

He recibido gustoso la amable carta que, con ocasión de mi elección a la Sede de San Pedro, ha tenido a bien enviarme, en nombre propio y del pueblo de la querida Ciudad de Buenos Aires, y en la que me recuerdan que rezan por mí.

 

Sus palabras me han traído a la memoria un sinfín de nombres, el rostro de no pocos niños y ancianos, las ilusiones de tantos jóvenes y matrimonios, las preocupaciones de los trabajadores y sus familias, así como las esperanzas y las penas de las personas sencillas y humildes, muichas de ellas pobres y desfavorecidas, olvidadas a menudo al costado del camino. No podré olvidar aquellos años que pasé recorriendo y evangelizando los hogares, la calles, las villas y los barrios de esa populosa ciudad, sobre todo las visitas que hice a los hospitales y a las cárceles para encontrar a los que más sufren.

 

Correspondo a esta delicada atención, pidiendo al Señor que ilumine y acompañe con su gracia a todos los porteños, de modo que con el auxilio divino puedan ver cumplidas sus más nobles aspiraciones, y cooperen, todos unidos, en la construcción de una sociedad cada vez más fraterna, en la que nadie se sienta extraño o postergado.

 

Con estos sentimientos, y a la vez que ruego sigan encomendándome a la materna protección de Nuestra Señora de Luján, imparto con afecto la Bendición Apostólica, prenda de abundante dones celestiales”.

 

Francisco

 

 

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