19 de abril de 2024

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La Inmaculada. El día de la Santa Concepción de María

El festejo del origen de María, la madre de Jesús.

El 8 de diciembre es más que «el Día de la Virgen». El catolicismo celebra el Día de la Inmaculada Concepción de María en el seno de su madre Ana sin pecado original, en obediencia a la doctrina de la Iglesia Católica que extiende la preservación virginal de María -fruto de la relación entre “Santa Ana y San Joaquín”, los abuelos maternos de Jesús–  por ser la madre de Éste, el Elegido.

Tal preservación habla de la carencia de “toda mancha de pecado original en María desde el momento de su concepción”. Así es diferenciada de todos los hombres descendientes de Adán y Eva concebidos en pecado.

La “Gracia Plena”

Por bula del Papa Pío IX, “Ineffabilis Deus”, el 8 de diciembre de 1854, la fecha se convirtió en uno de los días más importantes para la cristiandad bajo el manto de Roma. En su núcleo expresa: “Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho”.

La bula se apoya en la expresión del saludo del Arcángel Gabriel cuando aparece para hacerle el anuncio del embarazo de Jesús: “llena de gracia” (Gratia Plena) (Lc. 1,28). También en el apocalipsis de Juan (12:1): “Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. El antiguo testamento también la menciona en Génesis (3:15) donde habla de “Una Mujer” que aplastará a la cabeza de la serpiente.

Por eso cabe destacar que mucho antes de la asignación oficial de la fecha desde el Vaticano, la Virgen María  ya era llamada y venerada como “La Inmaculada”. La historia menciona a Irineo y Justino hablando de esto, así como a otros llamados “Padres de la Iglesia”, tales como Cirilo de Jerusalén, Tertuliano y Agustín de Hipona, entre otros.

Incluso el reformista Martín Lutero se refiere a ella en el sermón sobre “la concepción de la Madre de Dios” del año de 1527: “Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura infundida por Dios; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado.”

La elección del día

Como la mayoría de las fechas en el calendario cristiano, el 8 de diciembre también responde a un cálculo. En este caso, a la supuesta fecha de nacimiento de María que habría sido el 8 de septiembre. Sencillamente, se restaron 9 meses.