29 de marzo de 2024

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Todos contra el “Zar”. El espíritu de Rusia y el despertar del nuevo mundo multipolar – Por Cristian Taborda

Es Putin el nuevo Hitler? ¿Es Putin el nuevo Stalin? ¿Quiere restaurar la Unión Soviética? Está clase de delirios es repetida por todo el establishment mediático local e internacional, incluso una pseudo periodista argentina carente de conocimientos hace unas semanas llegó a calificar la Rusia de Putin como un “Neo comunismo zarista”, la ignorancia es atrevida.

No hay nada nuevo en estos ataques de la prensa canalla, forma parte de la campaña anti Putin que lleva adelante hace años la élite progresista, la misma que sufrió, desde Sillicon Valley, a Donald Trump. Los medios mainstream, periodistas, intelectuales, la izquierda progresista, el liberalismo, la OTAN, de Biden a Pablo Iglesias, todos contra el “Zar”, todos contra Putin y la operación militar en Ucrania vendida a la sociedad del espectáculo global como una “invasión” por quienes llevaron adelante golpes de Estados, invasiones a Irak, bombardeos en Siria, o perpetran crímenes en Palestina. Hechos en los cuales, como dijera Trump en relación a lo que sucede hoy en Ucrania, también “es culpa de Obama y Biden”, es decir de los Clinton.

La demonización de los mercenarios a sueldo escondidos bajo el título de “periodistas” no es suficiente ni tiene la menor influencia para evitar que Rusia realice su misión en la historia y que Putin como líder la conduzca allí, como intérprete del espíritu del mundo. El mismísimo Hegel decía haber sentído una maravillosa sensación al ver a Napoleón “extendiéndose por el mundo y dominando”, en su entrada triunfal en Jena. Dijo el filósofo ver en él: “el espíritu del mundo a Caballo”. Putin es esa clase de hombre, un individuo histórico, un sujeto histórico, con un fin, “destinado a realizar, una fase del espíritu universal”.

Sus difamadores no son más que meros agentes al servicio del Dinero, los promotores de la decadencia en la que se encuentra Occidente con una sociedad de mercado, degradada, que ni llega a ser Sociedad porque ni siquiera hay individuos sino una masa amorfa con impulsos consumistas arrojada al nihilismo y el hedonismo, desarraigados, “ciudadanos del mundo”, sin fe. Son los portavoces del imperialismo con perspectiva de género, del cual la izquierda progresista es aliado, una izquierda degenerada, la izquierda imperialista de la OTAN.

Todos los medios contra Putin, es el enemigo declarado, no por lo malo o lo que pudiera hacer mal, sino por lo bueno. Es el mal ejemplo para el globalismo, el cual debe ser destruido y en lo posible que no queden rastros, borrar la historia. No sería la primera vez. Si algo no quieren las oligarquías globales y sus burocracias Internacionales embarcadas en el proyecto de gobernanza global son hombres libres, en defensa de su patria, en defensa de la soberanía, en defensa de la cultura, de los valores espirituales y de la familia. Quieren esclavos, una neoservidumbre. Todo esos valores sobre lo que se funda una comunidad libre y la ética de un pueblo es lo que hoy representa Rusia. Ese es el espíritu de Rusia y su misión en la historia, devolver al hombre a la comunidad y su fe, hoy insectificado bajo la sociedad de mercado. No es un simple enfrentamiento en Donbass, es una guerra de valores.

La reconquista de Ucrania ya es un hito y un giro histórico en la geopolítica y las relaciones internacionales. Empezando por el despliegue militar en el territorio y siguiendo por lo que verdaderamente representa: el fin absoluto del mundo unipolar y las pretensiones de hegemonía angloamericana. La no intervención militar de Estados Unidos ni de la OTAN sobre una operación militar de una potencia extranjera en Europa es un punto de inflexión y la muestra más cabal del declive del poder del atlantismo. Es la muestra de poder más fuerte que haya hecho una nación soberana frente al globalismo militar.

Rusia pasó de la resistencia a la ofensiva de manera contundente. Marca el comienzo de la alternativa al proyecto de gobernanza global y la consolidación del nuevo mundo multipolar. El que se niegan a reconocer la izquierda imperialista de la OTAN, los medios de desinformación, los multimillonarios de Davos y toda la putrefacta plutocracia que simboliza el senil de Biden.

El fin del mundo unipolar y la globalización neoliberal desestabilizados desde la llegada de Donald Trump al poder, quien confronto con la élite progresista que intenta el reformismo preventivo promoviendo una nueva globalización (en realidad la radicalización del proyecto neoliberal bajo un globalismo totalitario), ese mundo que parecía abrirse paso tras la crisis coronavirica comandado por Davos bajo el Gran Reseteo, queda en suspenso.

La reconquista de Ucrania por más que lloren los periodistas y escriban ríos de tintas con pataletas acusando nazismo es el regreso del poder a las naciones, a la historia y los valores. El lamento del circo periodístico es por el fin del negocio del cual formaban parte, acusaron el golpe. Como dice el sociólogo ruso Andrei Fúrsov en el tablero de la geopolítica mundial se puede jugar con las reglas pero también se puede dar una patada al tablero y derribar las piezas. Putin pateó el tablero, eso es una respuesta asimétrica a los amos del juego global.

“Los pueblos se amodorran pero el destino cuida de que no se duerman”. Friedrich Hölderlin.