29 de abril de 2024

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Para que el ciudadano tenga el control.

A propósito de un nuevo aniversario de la muerte de DON FAUSTINO SARMIENTO (1811-1888)

Por Federico Gastón Addisi* Addisi-Federico-Gastón-1-400x200


El 15 de febrero de 1811 nació Faustino Valentín Quiroga Sarmiento, tal era su verdadero nombre, alias “Domingo Faustino”, el “padre del aula”, el “alumno ejemplar”. Como demostraremos en este artículo con las propias palabras de “Don Faustino” se verá que no fue más que un renegado social. Renegó de su sangre, de su patria y de su raza. Sarmiento fue racista, un traidor, un cipayo, un terrorista de estado, y tantos otros adjetivos que no hemos de usar por darnos vergüenza ajena. Sarmiento renegó de la herencia hispánica, América libre y en definitiva, de la propia Argentina.

El 11 de septiembre de 1888 murió “Don  Faustino”,   pasando   a  morar   en otras latitudes, no precisamente celestiales, teniendo en cuenta su tendal de asesinatos y el compás y escuadra que llevaba a  cuestas,  cuan masón   que  fue.

Sarmiento tenía una “visión de estadista” que lo llevó decir de la Argentina: “El mal que aqueja a la República Argentina   es    la    extensión”. (Sarmiento, Facundo, 1845). En La Crónica” del 11 de marzo de 1849 dice. “Un territorio limítrofe pertenece a aquel de los Estados a quien aproveche su ocupación (…) Para Buenos Aires es una posesión inútil. ¿Que haría el gobierno de Buenos Aires con el estrecho de Magallanes, país remoto, frígido, inhospedable? (…) ¡Que pueble el Chaco y el sur hasta el Colorado y el Negro y deje el estrecho a quién lo posea con provecho….¡ Magallanes, por lo tanto, pertenece a Chile por el principio de conveniencia propia sin darlo a terceros”.  Para Sarmiento los Argentinos son «una dañosa amalgama de razas incapaces e inadecuada para la civilización» (Sarmiento, Obras completas. Ed Belin Hnos. Parias 1909). El 1° de abril de 1869 le escribe a Mrs. Mann diciendo que soñaba formar “con emigrados de California una colonia en el Chaco que puede ser el origen de un territorio, y un día de un territorio yanqui” (JMR. La guerra del Paraguay. p.319). “Los que cometieron aquel delito de leso americanismo (apoyar la invasión francesa), los que se echaron en brazos de la Francia para salvar la civilización europea, sus instituciones, sus hábitos e ideas en las orillas del Plata, fueron los jóvenes, en una palabra, ¡fuimos nosotros! … Somos traidores a la causa americana, española, absolutista, bárbara… De eso se trata, de ser o no ser salvajes” (Sarmiento). «He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar aquel paso… El gobierno argentino, engañado por una falsa gloria, provoca una cuestión ociosa que no merece cambiar dos notas, Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a Chile y quizá toda la Patagonia… No se me ocurre después de mis demostraciones, como se atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra ni pretexto de controversia les queda». (El Progreso 11 al 28 de Nov. 1842 y La Crónica 11/3 y 4/8/1849).
«Son pobres satélites que esperan saber quien ha triunfado para aplaudir. La Rioja, Santiago del Estero y San Luis son piltrafas políticas, provincias que no tienen ni ciudad, ni hombres, ni cosa que valga. Son las entidades mas pobres que existen en la tierra» (El Nacional, 9/10/1857). «El día que Buenos Aires vendió su Escuadra hizo un acto de inteligencia que le honra. Las costas del Sur no valdrán nunca la pena de crear para ellas una Marina. Líbrenos Dios de ello y guardémonos nosotros de intentarlo». (El Nacional, 12/12/1857 y 7/6/1879) «La Inglaterra se estaciona en las Malvinas. Seamos francos: esta invasión es útil a la civilización y al progreso»  (El Progreso, 28/11/1842).

Todo lo dicho bastaría para que un buen argentino se sienta escandalizado por el hecho de que tamaño personaje sea considerado como un prócer de la Nación. Pero esto no es todo. Hay mucho más.

Así hablaba Sarmiento y su Ministro Avellaneda sobre el tema de la educación: «En  Buenos Aires solo logré fundar dos escuelas» (Carta a M. Mann, 15/5/1866). «En la ciudad de Buenos Aires se han construido solo dos edificios de escuelas en estos veinte años (de 1858 a 1878). Mientras tanto no se intenta nada. En la única escuela normal de varones el 95% son ineptos; el 30% debió ser expulsado, y el resto solo concurre por el aliciente del viático con que se premia su asistencia a clase. De las dos escuelas normales de mujeres se debió suprimir una» (Informe de 1878). «La plana (libreta escolar) era abominablemente mala, tenia notas de policía (conducta deficiente), había llegado tarde, me escabullía sin licencia (se rateaba) y otras diabluras con que me desquitaba del aburrimiento» (Mi defensa, año 1843).  «Bajo mi ministerio – dice Avellaneda – se dobló en número de los colegios, se fundaron las bibliotecas populares, los grandes establecimientos científicos como el Observatorio, se dio plan y organización a los sistemas escolares, y provincias que encontré como La Rioja sin una escuela pública llevaron tres mil o cuatro mil alumnos… Es la página de honor de mi vida pública y la única a cuyo pie quiero consignar mi nombre. ¿Cuál fue la intervención del señor Sarmiento en estos trabajos, que absorbieron mi vida por entero durante cinco años? El nombre del señor Sarmiento al frente del gobierno era por sí solo una dirección dada a las ideas y ala opinión en favor de la educación popular; su firma al pie de los decretos era una autoridad que daba prestigio a mis actos. Su intervención se redujo, sin embargo, a esta acción moral. Supo el señor Sarmiento que había bibliotecas populares y una ley nacional que las fundaba cuando habían aparecido los primeros volúmenes del Boletín de las Bibliotecas, y éstas convertídose en una pasión pública. El señor Sarmiento no se dio cuenta de la ley de subvenciones y de su mecanismo sino en los últimos meses de su gobierno. Esto es todo y es la verdad». (Nicolás Avellaneda, Escritos y discursos, VIII, 397).

Pero no sólo Sarmiento proponía entregar nuestro territorio y reconoce no haber hecho nada por la educación sino que además era un hombre que gustaba de aplicar el terror y el asesinato en masa de sus paisanos. Lo expresaba en forma contundente: «Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas». (En Buenos Aires, 1853; Sarmiento en carta a Mitre del 24 de Septiembre 1861) «Necesitamos entrar por la fuerza en la nación, la guerra si es necesario» (año 1861). “Sandes ha marchado a San Luis… Si va, déjelo ir. Si mata gente, cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor”. (Carta de Sarmiento a Mitre, marzo de 1862.) «Nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror que, empleados hábilmente han dado este resultado admirable e inesperado. Establecimos en varios puntos depósitos de armas y encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta conspiración; algunas bandas de soldados armados recorrían de noche las calles de la ciudad, acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros; en fin: fue tal el terror que sembramos entre toda esta gente con estos y otros medios, que el día 29 triunfamos sin oposición.» (Sarmiento, carta a Domingo de Oro, 17 de junio de 1857, en Peña, Milcíades, «La era de Mitre», Bs. As., Fichas, 1973).
El  tumultuoso temperamento de Sarmiento, que llevó a que muchos de sus contemporáneos lo apodaran “el loco” no estaba ajeno al racismo:»Fuera esa raza semítica (los judíos) ¿o es que no tenemos derecho como alemanes y polacos para hacer salir a estos gitanos bohemios que han hecho del mundo su patria?» (Sarmiento, Obras completas. Ed Belin Hnos. Paris 1909). “Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial… Son unos perros ignorantes… Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrecencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”. (Carta Mitre. 1872. Artículo de «El Nacional», 12.12.1877). «¿Lograremos exterminar los indios?. Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado». (El Progreso, 27/9/1844; El Nacional, 25/11/1876). «Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos?. ¿Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer». (Discurso en el Senado de Buenos Aires, 13 de Septiembre de 1859). «Se nos habla de gauchos…La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos… Es lo único que tienen de humano. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos». (Carta a Mitre de 20 de Septiembre de 1861 y «El Nacional»3/2/1857).
Y ni  el Padre de la Patria, el General Don José de San Martín escapó a su furia: «San Martín, el ariete desmontado ya que sirvió a la destrucción de los españoles; hombre de una pieza; anciano batido y ajado por las revoluciones americanas, ve en Rosas el defensor de la independencia amenazada y su ánimo noble se exalta y ofusca… Fastidiado estoy de los grandes hombres que he visto… Hace tiempo que me tienen cansado los héroes sudamericanos (como si él fuera europeo), personajes fabulosos todos… La expatriación de San Martín fue una expiación. Sus violencias se han vuelto contra él y lo han anonadado… Pesan sobre él ejecuciones clandestinas… Dejemos de ser panegiristas de cuanta maldad se ha cometido. San Martín, castigado por la opinión, expulsado para siempre de la América, olvidado por veinte años, es una digna y útil lección». (Año 1845. La Crónica, 26/12/1853; carta a Alberdi 19/7/1852; y año 1885).

Y por supuesto que si San Martín fue blanco de su ira, no tenía por qué “salir ileso” nuestro escritor gauchesco, autor del libro nacional por antonomasia, el Martín Fierro, ya que Sarmiento siendo Presidente   ofreció $1.000 patacones  por la cabeza  de José Hernández que acababa de publicar el “Martín Fierro”:

Este era el verdadero Sarmiento, al que lamentablemente se sigue honrando como patriota y prócer….por eso la “intelligentzia” estableció el día de su fallecimiento como  “Día del Maestro” y algunos dicen, “Día de la Civilización”. Frente a tanta estupidez nosotros gritamos con el pecho erguido de orgullo criollo:

¡¡  SARMIENTO EN EL DIA DE LA CIVILIZACION LA BARBARIE TE SALUDA !!

Bibliografía:

– DE PAOLI, Pedro, Sarmiento. Su gravitación en el desarrollo nacional, Theoria, Bs. As., 1964.

– SUAREZ, Matías, Sarmiento, ese desconocido, Theoría, Bs. As., 1964.

*FEDERICO GASTON ADDISI es dirigente justicialista (historiador y escritor), director de Cultura de la Fundación Rucci en CGT, miembro del Instituto de Revisionismo Historico J. M. de Rosas, miembro del Instituto de Filosofía INFIP, diplomado en Antropología Cristiana (FASTA) y diplomado en Relaciones Internaciones (UAI).

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