29 de abril de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

Julio Cao|El maestro guerrero (video)

«La misión de los espíritus que van a la vanguardia de la evolución es convertir la desgracia en felicidad»

 Rudolf Steiner

«El valiente lucha por el combate mismo, no por el botín. Ser matado es sólo una de las formas de encontrar la muerte.»

Umar Ibn al-Jattab (ra)

“El guerrero lucha por el honor, es fiel y leal; su intervención en las arenas del combate se justifica en el derecho de defensa y protección de su Nación. El guerrero es altruista: ama la vida y la respeta. No ataca, contiene. No asesina, protege. No humilla, conoce la dignidad de su oponente. En cambio, «soldado» es el tipo humano uniformado y homogeneizado, sin alma y sin espíritu. Pelea, sí; mas su acción está precedida por el botín o lo que su Estado moderno pueda asegurarle como recompensa. El soldado es un empleado injerto en la maquinaria tecnocrática que justifica intervenciones militares en tierras ajenas so pretexto de alcanzar una paz que nunca se realiza”.

Romina Yasmin Matuk

Un buen maestro es aquel que enseña con el ejemplo. Y Julio Cao fue coherente con aquello que enseñaba a sus alumnos: que un hombre en circunstancias en donde la Patria (el hogar, por ser la tierra elegida de los padres) se viera amenazada, era su deber salir a defenderla como lo hicieron los grandes hombres de la joven nación argentina por la soberanía y libertad.

Podrán alegar algunos que es una barbaridad que un maestro deje el guardapolvo y la tiza para ponerse un casco y un fusil. Pero siempre es fácil y atractivo hablar desde la inocente y buena intención; esta es manipulada a través del sentimentalismo y ciertas ilusiones utópicas de una paz que imponen a través del poder blando de la cultura y los medios de comunicación quiénes hablan de ella, pero escalan en el avance armamentístico para someter a otros pueblos a las más terribles miserias. El Reino Unido de Gran Bretaña es magistral a la hora de operar psicológicamente con el mejor uso de la propaganda que ataca la voluntad guerrera y anhelante de libertad a aquellos que desea someter y depredar.

Estar a favor de la paz es comprender la guerra. Justificarla en algunos casos, como sucedió con Malvinas, no implica ser pro belicista; por el contrario, es reconocer lo que se eleva de entre la oscuridad: la supremacía de los hombres simples que sienten miedo y lo superan, porque permiten que los guíe el amor en una Causa que va más allá de lo gobiernos de turno y sus especulaciones de la guerra.

En 1982 Julio supo que poseía lo necesario para ir a Malvinas (recientemente había terminado su servicio militar) para realizar concretamente lo que enseñaba con fulgor a sus alumnos: la defensa de la soberanía argentina.

Teniendo la edad y capacidad suficiente para ser parte del ejército de jóvenes valientes que se atrevieron a un enemigo siempre listo para atacar, destruir, robar tierras y tesoros ajenos, tuvo claro que no podría vivir con su conciencia tranquila si elegía quedarse en la comodidad de impartir información desde un escritorio.

Julio no estaba obligado a ir a la guerra porque, además de ser maestro de grado, estaba casado y su esposa en dulce espera. Ante la negativa que recibió cuando fue a alistarse, usó la técnica del polizón y llegó a Malvinas para decirle NO al usurpador con la esperanza viva de una victoria y la vuelta al aula con sus niños y la hija que no conoció.

Una vez allá, lejos de sucumbir al espanto de la guerra: frío, hambre, dolor y muerte, se elevó sobre esa instancia pasajera hacia una más trascendental, alentando a sus palomitas blancas hacia la esperanza y la alegría.

Y al final de la batalla por nuestro sur insular, cumplió con el juramento que tanto había cantado y escrito en el pizarrón con su hermosa caligrafía: «oh juremos con gloria a morir»

Carta del MAESTRO Julio Cao a sus alumnos

“Desearía que hiciera llegar a la maestra de 3ro D este mensaje para mis alumnos:

A mis queridos alumnos de 3ro D:

No hemos tenido tiempo para despedirnos y eso me ha tenido preocupado muchas noches aquí en Malvinas, donde me encuentro cumpliendo mi labor de soldado: Defender la Bandera. Espero que ustedes no se preocupen mucho por mi porque muy pronto vamos a estar juntos nuevamente y vamos a cerrar los ojos y nos vamos a subir a nuestro inmenso Cóndor y le vamos a decir que nos lleve a todos al país de los cuentos que como ustedes saben queda muy cerca de las Malvinas. Y ahora como el maestro conoce muy bien las islas no nos vamos a perder.

Chicos, quiero que sepan que a las noches cuando me acuesto cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando; cuando me duermo sueño que estoy con ustedes.

Quiero que se pongan muy contentos porque su maestro es un soldado que los quiere y los extraña.

Ahora sólo le pido a Dios volver pronto con ustedes. Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes”.

Afectuosamente JULIO

Silvina Batallanez